PARADIGMA DE LOS RECUERDOS

Yo siempre pensé que las flores eran más hermosas cuanto más silvestres. En este sentido, las amapolas que crecían en las eras aquellas que aún había alrededor del pueblo donde de niña jugaba, lo eran en su totalidad. Se hace presente ese descolorido ya, y casi desaparecido bosque de amapolas.

Las amapolas van libres y no forman ni formaron jerarquías, pero ahora se parecen más a los humanos siendo más individualistas… Con su rojo impregnando así en el tacto la suave y quebrantada delicadeza que sus pétalos desprendían, su olor salpicaría otra vez fortaleciéndose como si fuera inmortal. Y,  ocurre igual en los hombres y mujeres en los que los sueños desmienten ciertas pretensiones, pero aquellos que forman parte de un grupo más miserable, siguen creyendo en la posibilidad de hacer realidad estos.

Volviendo a ese pasado, la inocencia caminaba y jugaba impotente; todo aprendizaje convertiría mi ser en un derivado imposible buscando un pequeño manantial que me permitiera sobrevivir.

Todo complejo de anti-conceptos y supra-conceptos destinados a conseguir el éxito eran rechazados. “No quiero ser de mayor más que una oruga”. No estaría dispuesto a conseguir lo que se me dictara sin una pura y extraordinaria desviación de la tradición. Más adelante esta idea se hacía más firme.

Las personas con las que me tocó tratar durante el paso de los años pensaban como yo. Jamás aceptaron hablar sobre el tema y afirmarlo como una práctica y sencilla meta. “Cuanto más rico más libre, para poder comprar esa casa que me gusta, o el ordenador con más prestaciones y actual hasta el momento”.

Por otro lado, aparecían los solitarios y solidarios defensores para los que la ciencia era un juego y, no se sabía muy bien si entendían o no el entramado de dicha solidaridad. Capaces o no de conocer el concepto del perdón, por ejemplo, construían ciertas reglas de sentido denominadas “Sapiencia Sansón”. La corte de la lógica, la máquina helada de la heria a razón…, de labios viudos, de ojos rocosos y trasnochadores…, de no hacer suyo más que lo suyo, de no sentir más que el pesar cuando éste pesa de verdad.

Creo haber visto muchos más grupos, aunque el escaso recuerdo no me permite hablar de ellos en este momento. Quizá ya estén muertos; quizá no sea capaz de visualizarlos más que en esas ocasiones que echo de menos un poco de felicidad.

inconexiones

inconexiones –   il sogno di Pino
Las calles se llenaban de circunstancias, todas y cada una serían transparentes y atardeciendo se colmaban de curiosidad al ser más que conocidas.

Mayo del 96.  Hoy he recorrido la calle de Sagasta de cabo a rabo. Sus paseantes parecían dormidos, solo he tenido dedicación para fijarme en los edificios, esos que se mantienen inmóviles y sus balcones respiran cada uno de los encuentros con la luz y la noche, con el viento y el agua y todo en ellos se torna assenza di gravità en sus formas… los colores a veces siguen intactos.

cavo e assenze
Enero del 2007. Sabe a nada y como el plomo pesa tanto este maldito filete que se me ahoga el apetito.

cavo e assenze
Los siguientes años hubo demasiadas sorpresas, puntuales, eso sí, los niños detenían sus juegos cuando la fantasía era regalada por los adultos y el misterio se mostraba como un canto a la libertad desde el punto de vista de la assenza di responsabilità. Creo que mi respiración es más profunda, menos ansiosa. Bebiendo un té bien caliente en la plaza de Chueca los amplios ventanales del lugar me permitían observar. Ahora era la gente. Los transeúntes  en invierno abrigándose del frío y antes no entendía la palabra identidad.


Vedere la luce quando tutti erano ombre prima.
Una gitana me ha mirado a los ojos y he dejado que me lea la mano. Me llevó hasta el barrio más recóndito y encantador. Los colores parecían más alegres. En aquel lugar nunca estuve antes. Buscando el nombre de alguna calle solo pude encontrar un letrero que decía: La Gruta; más abajo anunciaba una gran fiesta esa noche: «Esta noche DJ TOM». Entré.

A mi hombro desde entonces solo cargaba sonrisas, aquellas que de frente encontraba, otras que como por arte de magia mi cara respondía. Por fin.

Pino capito la vera armonia con la vita.