VIVIR LEJOS Y NO SER EXTRANJERO.
Los días
ya no eran tan largos
Las noches
impacientes y dormidas
Sólo a veces
Por agua o por fuego
regresarían.
Mi ventana estaba abierta para ventilar los malos humores, los odiosos temores.
La puerta cerrada por dentro con llave esperaba destaparse tras más sueños aireados que no desvanecían ni ante las rutinas más abatidas por la espera.
Ya sé que allí fuera pido que vengas conmigo.
Derroché voces infantiles riendo y jugando inconsciente.
La corriente del río era ya nostalgia y se apresuraba veloz escapando de tí. Nada lo detenía.
Apagas con polvo la vivacidad de los errores.
Vienes hasta mi como una fantasía fingida.
Lejos
Aquí dónde las calles quedan infinitas
Dónde los pájaros ojalá sigan volando y sobre mi cabeza pasen desapercibidos.
Delicados los matices,
Limerencia transitando en el ya más puro vacío de los ojos que no debieran ver ni mirar…
No caminaba , me detenía ante más pasos poco certeros, voraces imágenes de lo que no pudo ser.
No pertenecía a esta tierra.
Si tú hubieras conocido esta pieza de mis sensaciones
Si hubieras vivido en mi cueva
Pero todavía estoy viva.